Sekher Castle of Ludy Mellt Sekher

 

 

 

 

ALMAFUERTE

Pedro Bonifacio Palacios
 

 

TRADUCTOR

EL CRISTIANO REBELDE


Como todo grande, Almafuerte es un alma religiosa. Su culto es la humanidad, pero no toda la humanidad, sino "la chusma sacra".
Por su simplicidad y fiereza, podría situárselo entre los primitivos cristianos. Valiente hasta el martirio, sincero hasta la angustia. Este cristiano es así un rebelde. Niega el dogma y niega la autoridad.
Para él no hay Cesar, sólo hay Dios; y este Dios es Jesús. Siente por el revolucionario de Judea, amor de prosélito, devoción de discípulo, pero a buen seguro que ama tanto al Jesús que predicó el sermón de la montaña, como al que arrojó a los mercaderes del templo. Su actitud, pues, es la de otro gran poeta contemporáneo: Guerra Junqueiro, a quien Almafuerte no conocía ni de nombre: Amor e indignación son los instrumentos de su cristianismo. Y su amor es tan intenso que se siente maternal. Su indignación ante el dolor de su chusma filial es tan empinado que no se detiene en los poderosos de la tierra, causantes de ese dolor. Sube hasta el mayor privilegiado, hasta el injusto supremo.
Se encara con Dios.
Y le hace preguntas lacerantes, terribles. En "Trémolo", que es una de las páginas definitivas del poeta, palpita toda su indignación y su amor, su rebeldía y su cristianismo. Y hay en él estrofas de inspiración genial.
Fue un verdadero cristiano, por eso fue un rebelde. Contra la injusticia social y la farsa religiosa imperantes, él como hombre bueno fue cristiano, como sincero creyente de Jesús, fue rebelde. Le faltó mansedumbre de apóstol, pero le sobró ira de profeta. Su voz tronó indignada, pero su corazón cristiano se quemaba de amor. Su apóstrofe es piedad.
Ludy Mellt Sekher


INTIMA
 


Ayer te vi...no estabas bajo el techo
de tu tranquilo hogar,
ni doblando la frente,
arrodillada delante del altar;
ni reclinando la gentil cabeza
sobre el augusto pecho maternal.
Te vi...si ayer no te siguió mi sombra
en el aire, en el sol,
es que la maldición de los amantes
no la recibe Dios.
O acaso el que me roba tus caricias
tiene en el cielo más poder que yo.
Otros te digan palma del desierto,
otros te llamen flor de la montaña,
otros quemen incienso a tu hermosura,
yo te diré...¡mi amada!
Ellos buscan un pago a sus vigilias,
ellos compran tu amor con sus palabras,
ellos son elocuentes porque esperan,
¡y yo no espero nada!
¡Yo sé que la mujer es vanidosa,
yo sé que la lisonja la desarma,
y yo sé que un hombre de rodillas
más que todos alcanza!
Otros te digan palma del desierto,
otros compren tu amor con sus palabras,
yo seré más audaz, pero más noble,
yo te diré...¡mi amada!

LOS INCURABLES

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas,
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se rompen las garras de la suerte.
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de la muerte!
No te des por vencido ni aún vencido,
no te sientas esclavo ni aún esclavo,
trémulo de pavor, piénsate bravo
y arremete feroz, ya mal herido.
Procede como Dios que nunca llora,
o como Lucifer que nunca reza,
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora.
¡Ah!...¡Nunca quieras remediar entuertos!...
¡nunca sigas impulsos compasivos!
¡ten los garfios del odio siempre activos
y los ojos del juez, siempre despiertos!

 

DÉCIMAS
 


Yo soy flor que se marchita
al sol de la adversidad,
el arbolito en mitad
de la llanura infinita.
La paloma, pobrecita
que arrastran los aquilones,
entre oscuros nubarrones
de tempestades airadas,
soy la barca abandonada
en el mar de las pasiones.
Soy el ave que al bajar
de los aires fatigada,
no tiene ni una enramada
ni un árbol en que anidar;
y si vuelve a levantar
las tristes alas del suelo,
encuentra nublado el cielo
y desecha la tormenta,
y el pájaro se lamenta
y vuelve a tender su vuelo.
Yo no canto por llamar
la atención que no merezco,
yo canto porque padezco
penas que quiero olvidar;
que tan solo con cantar
se va al viento nuestra pena,
y yo tengo el alma llena
de pesares y amarguras,
¡Más que en La Pampa hay anchura
más que en la mar hay arena!
¡Adiós primorosa flor!
Adiós lucero invariable,
solamente comparable
a la estrella de mi amor;
cuando sientas un dolor
parecido al que yo siento,
Dios quiera que tu lamento
no sucumba en la ignorancia,
y atraviese la distancia
sobre las olas del viento.

SIN TREGUA
 


¡Levántate holgazán!...¿Ves el conjunto,
la gloriosa verdad de las estrellas?
Pues sabe que sin ti, sombra, trasunto
dejarían de andar y ser bellas;
porque basta que ceda un solo punto
para verlas caer a todas ellas.
¡Levántate holgazán, vibre tu pulpa
peligra el Universo por tu culpa!
Nadie te dice, nadie, que no sueñes,
y la luz de otros tiempos no vislumbres,
que sin haber subido te despeñes,
y a vivir despeñado te acostumbres.
Que la visión angélica desdeñes
de la paz que sospechas en las cumbres,
¡más de tus sueños de holgazán no hables
porque tienen que ser muy miserables!
Llénate de ambición, ten el empeño
ten la más loca, la más alta mira,
no temas ser espíritu, ser sueño,
ser ilusión, ser ángel, ser mentira.
La verdad es un molde, es un diseño
que rellena mejor quién más delira,
¡Que la ciencia es brutal y que no sueña?
¡eso lo afirma el asno que la enseña!
Naciste en el peldaño de una escala,
no en el seno confuso de una nube,
con el cetro en las manos, o la pala,
pero raudo y audaz como un querube.
Si no son los peldaños, es el ala
que te despierta y que te grita ¡sube!
¡sube sin timidez, no te abandones
si te asusta volar, hay escalones!
Comer bien, dormir bien, es lo de menos,
pero soñar lo menos es afrenta,
no es digno del dolor romper los frenos,
tan solo por la vianda suculenta;
¡Delante de un redil de vientres llenos
prefiero yo, la humanidad hambrienta!
ten una vez hermano, la inmodestia
de pensarte más hombre que una bestia.
¡Levántate holgazán, vibre tu pulpa
peligra el Universo por tu culpa!

LETANÍAS A JESÚS


Jesús de Galilea
para mí no eres Dios,
eres sólo una idea
de la que marcho en pos.
No me humillo ni ruego
a tus plantas Jesús,
llego a ti como un ciego
que va en busca de luz.
Jesucristo eres nuestro
más grande innovador,
Profeta ¡no! Maestro
de piedad y de amor.
No le niegues al mundo
la gloria de tu ser,
que en su vientre fecundo
te engendró una mujer.
Pastor de la gleba,
sabio teorizador,
de la turba que lleva
el signo del dolor.
¡Oh, si fuera divino
el destello de tu luz
que alumbró tu camino!
¿Que valdría tu cruz?
Tu doctrina redime,
de ella vamos en pos,
como hombre eres sublime,
¡Pequeño como Dios!

 

¿FLORES A MI?


Ayer me diste una flor,
una flor a mí, señora
que no consagré una hora
ni al más poderoso amor.
¡Flores a mí?...¡si es mejor
en un páramo arrojarlas!
o tú no sabes amarlas,
o al sentir mi pecho yerto
sobre la tumba de un muerto
has querido abandonarlas.
¿Flores a mí?...puede ser
que desalmada y celosa
buscarás la más hermosa,
con tu instinto de mujer.
Y haciéndole comprender
yo no se que gentileza,
con refinada fiereza,
con el más profundo encono,
la bajaste de su trono
por castigar su belleza.
No lo sé, linda mujer,
ni quiero saberlo todo,
me contento con mi modo
de saber y no saber.
Pero si quieres tener
la realidad en tu mano,
te diré, sin ser un vano
que si te movió el amor,
¡La flor ha sido una flor
que fue destronada en vano!

 

LOS INCURABLES



Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas,
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se rompen las garras de la suerte.
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de la muerte!
No te des por vencido ni aún vencido,
no te sientas esclavo ni aún esclavo,
trémulo de pavor, piénsate bravo
y arremete feroz, ya mal herido.
Procede como Dios que nunca llora,
o como Lucifer que nunca reza,
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora.
¡Ah!...¡Nunca quieras remediar entuertos!...
¡nunca sigas impulsos compasivos!
¡ten los garfios del odio siempre activos
y los ojos del juez, siempre despiertos!


No digas tu verdad, ni al más amado,
no demuestres temor, ni al más temido,
no creas que jamás te hayan querido
por más besos de amor que te hayan dado.
Y el sol, el padre sol, el raudo foco
que lo fomenta todo en la natura,
por fecundar los polos no se apura,
ni se desvía un ápice tampoco...
¡Todo lo alcanzarás solemne loco,
siempre que lo permita tu estatura!.

POBRE JUAN


Te dirán entre muecas desdeñosas
los nenitos de Juan el carpintero,
que "sería más útil un obrero
si ambas manos tuviese habilidosas"
Y después de soltar tan graves cosas,
como quien hecha migas a un jilguero,
te dirán que "rosal y duraznero
son rosáceos los dos, porque dan rosas"
Pero ven cuatro plantas florecidas
esos grandes filósofos enanos,
¡y van y las destrozan inhumanos,
cual rapaces querubes homicidas!
Niños en cada flor hay muchas vidas,
y las manos que matan, no son manos.

CASTIGO


Yo te juré mi amor sobre una tumba,
sobre su mármol santo...
¿sabes tú las cenizas de qué muerta,
conjuré temerario?
¿Sabes tú que los hijos de mi temple
saludan ese mármol,
con la faz en el polvo y sollozantes
en el polvo besando?
¿Sabes tú las cenizas de qué muerta,
mintiendo has profanado?
¡no lo quieras oír, que tus oídos
ya no son un santuario!
¡No lo quieras oír...como hay rituales
secretos y sagrados,
hay tan augustus nombres que no todos
son dignos de escucharlos!
Yo te di un corazón joven y justo,
¡porque te lo habré dado!
lo colmaste de besos y una noche
te dio por devorarlo,
y con ojos serenos, el verdugo
que cumple su mandato,
solicita perdón de las criaturas
que inmolará en el tajo.
Tú le viste, serena, indiferente
gemir agonizando,
mientras so roja sangre enrojecía
tus mejillas de nardo,
y tus ojos...mis ojos de otro tiempo
que me temían tanto...
ni una perla tuvieron, ni una sola,
¡eres de nieve y mármol!
¿Acaso el que me roba tus caricias
te habrá petrificado?
¿acaso la ponzoña del leteo
te inyectó a su contacto?
¿o pretendes probarme en los crisoles
de los celos amargos,
y me vas a mostrar cuánto me quieres
después, en otros brazos?
¡No se prueban así, con ignominias
corazones hidalgos,
¡no se templa el acero damasquino
metiéndolo en el fango!
¡Yo te alcé en mis estrofas, sobre todas
hasta rozar los astros;
tócale a mi venganza de poeta,
dejarte abandonada en el espacio!

EL SOÑADOR


Le aserraron el cráneo,
le estrujaron los sesos,
y el corazón ya frío
le arrancaron del pecho.
Todo lo examinaron
los oficiales médicos,
más no hallaron la causa
de la muerte de Pedro...
De aquél soñador pálido
que escribió tantos versos,
como el espacio, azules,
y como el mar, acervos.
¡Oid!...cuando yo muera,
cuando sucumba, ¡oh médicos!
ni me aserréis el cráneo,
ni me estrujéis los sesos,
ni el corazón ya frío
me arrebatéis del pecho;
que jamás hasta el alma
llegó vuestro escalpelo,
y mi mal es el mismo de Pedro;
de aquél soñador pálido
que escribió tantos versos,
como el espacio, azules,
y como el mar, acervos.
Le aserraron el cráneo,
le estrujaron los sesos,
más no hallaron la causa
de la muerte de Pedro.

DIOS TE SALVE



Cuando se haga en ti la sombra;
cuando apagues tus estrellas;
cuando abismes en el fango más hediondo, más infecto,
más maligno, más innoble, más macabro,-más de muerte,
más de bestia, más de cárcel,-
no has caído todavía,
no has rodado a lo más hondo…
si en la cueva de tu pecho, más ignara, más remota,
más secreta, más arcana, más oscura, más vacía,
más ruin, más secundaria,
canta salmos las tristeza,
muerde angustias el despecho,
vibra un punto, gime un ángel, pía un nido de sonrojos,
se hace un nudo de ansiedad.
Los que nacen tenebrosos;
los que son y serán larvas;
los estorbos, los peligros, los contagios, los Satanes,
los malditos, los que nunca,- nunca en seco, nunca siempre,
nunca mismo, nunca nunca,-
se podrán regenerar,
no se auscultan en sus noches,
no se lloran a si propios…
se producen imperantes, satisfechos,- como normas,
como moldes, como pernos, como pesas controlarias,
como básicos puntales,
y no sienten el deseo
de lo sano y de lo puro
ni siquiera un vil momento, ni siquiera un vil instante,
de su arcano cerebral.
Al que tasca sus tinieblas,
al que ambula taciturno;
al que aguanta en sus dos lomos,- como el peso indeclinable,
como el peso punitorio de cien urbes, de cien siglos;
de cien razas delincuentes,-
su tenaz obcecación;
al que sufre noche y día,-
y en la noche hasta durmiendo,-
como el roce de un cilicio, como un hueso en la garganta,
como un clavo en el cerebro, como un ruido en los oídos,
como un callo apostemado
la noción de sus miserias,
la gran cruz de su pasión:
yo le agacho mi cabeza; yo le doblo mis rodillas;
yo le beso las dos plantas; yo le digo: Dios te salve…
¡Cristo negro, santo hediondo, Job por dentro,
vaso infame de dolor!

LA MORTAJA


Esa seda que relaja
tus procederes cristianos,
es obra de unos gusanos
que labraron tu mortaja,
también en la región baja
la tuya han de devorar.
¡De qué, pues, te has de jactar,
ni en qué tus glorias consisten,
si unos gusanos te visten
y otros te han de desnudar!

NADA


En el mar de la esperanza
boga el nombre de continuo,
ora errante, ora en bonanza,
ora en oculto camino.
En la frente, desconfianza
de su incógnito destino,
en el pecho, vanagloria,
en el recuerdo, una historia.
Sigue así de cada luna
mirando la faz serena,
como la humilde laguna
siempre besando la arena.
Sin recompensa ninguna
a su ignorada faena,
porque es su afán vanagloria
y siempre igual es su historia.
Pasan años, siempre ciego,
llega el fin de su calvario,
y afán y gloria van luego
al fondo vil de un osario.
¡Tanto valor, tanto fuego
extingue un leve sudario!
¡Es la vida, camarada,
llama, estopa, viento...y nada!

 

¡ AVANTI !


Si te postran diez veces te levantas
Otras diez, otras cien, otras quinientas ...
No han de ser tus caídas tan violentas
Ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
Asimilan el humus avarientas,
Deglutiendo el rencor de las afrentas
Se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
Nada más necesita la criatura,
Y en cualquier infeliz se me figura
Que se rompen las garras de la suerte ...
¡Todos los incurables tienen cura
Cinco segundos antes de la muerte!

¡MOLTO PIU AVANTI!


Los que vierten sus lágrimas amantes
Sobre las penas que no son sus penas;
Los que olvidan el son de sus cadenas,
Para limar las de los otros antes;
Los que van por el mundo delirantes,
Repartiendo su amor a manos llenas,
Caen, bajo el peso de sus obras buenas
Sucios, enfermos, trágicos ... ¡sobrantes!
¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
Nunca sigas impulsos compasivos !
¡Ten los garfios del odio siempre activos,
Y los ojos del Juez siempre despiertos! ...
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
Menosprecia los llantos de los vivos!

TRÉMOLO

 

Aquí está, mi pecado más funesto;
Aquí está, de mis manchas, la peor;
Aquí estoy a tus pies...¡De un sólo gesto,
Fulmíname Señor!

¿Quién nos puso el horror a lo Deforme?
¿Quién dictó las pragmáticas del Bien?
¿Y qué mano brutal, qué brazo enorme
nos hunde en lo soes?

Negras son las cien fauces del Infierno;
Negras las almas que al infierno van;
Negra la Eternidad...¿Negro y eterno
¡Un minuto del Mal!

Tengo una luz en mí, que no se apaga;
Tengo la claridad de lo Mejor...
¡Y tengo el corazón hecho una llaga,
como el cuerpo de Job!

Brillan sobre la noche las estrellas,
Brillan como pupilas de rubí:
Brillan desde el Principio, todas ellas...
¡No me miran a mí!

Yo no puedo ceñirme a lo Inefable,
Yo no puedo ser más de lo que soy;
Yo no puedo evitar lo Inevitable
¡Porque yo no soy Dios!

¿Dónde están tus Olímpicos Pesebres?
¿Dónde está el manantial de tu Virtud?
¿Dónde se han refugiado, como liebres
Tus Genios de la Luz?

Gimen los gemebundos algarrobos;
Gimen bajo la fusta de Aquilón;
Gimen en las tinieblas como lobos...
¡No gimen como yo!

Yo he de ser el que cae, el que gravita:
Yo he de ser el Satán. El no feliz!
Yo he de ser el rosal que se marchita...
¿Porque te place a ti!

Guarda para tus buenos, tus Edenes:
Guarda para tus vírgenes tu amor:
Guárdate para Tí todos tus bienes...
¡Tirano sin control!

Aquí está mi pecado más funesto;
Aquí está, toda entera, mi maldad;
No hagas, solemne Dios, un solo gesto...
¿Te acuso de crueldad!

Braman en el desierto los leones;
Braman, como una gran lamentación;
Braman, porque maldicen las prisiones
De su instinto feroz.

Pesa la Cruz sobre Israel deicida;
Pesa la Rebelión sobre Satán:
Pesa sobre Caín la primer Vida....
¡Mi carga pesa más!

Buscan hasta los ángeles placeres,
Buscan las aves espacio azul;
Buscan la libertad todos los seres...
¡Yo busco el ataúd!

Sueña con retoñar el triste leño:
Sueñan los pobres ciegos con que ven:
Sueña la recua enorme...¡Yo no sueño!
¡Jamás retoñaré!

Piensan los mismos necios en la gloria;
Piensan los incurables en vivir;
Piensa en la perfección la vil escoria...
¡Yo me río de mí!

Yo sé que hay una luz que no se apaga;
Yo sé que hay que llegar alguna vez;
Y yo sé que están hechas una llaga
Las plantas de mis pies.

Guarda para tus Santos tus Edenes;
Guarda para tus vírgenes tu Amor;
Guárdate para Tí todos tus Bienes...
¡Valen mucho, Señor!

Me impusiste la cruz de un gran destino;
Me pusiste el afán de un más Allá;
Y pusiste la Noche en mi camino...
¡No doy un paso más!

Aquí está mi pecado más funesto;
Aquí está, de mis lacras, la peor;
Aquí estoy ante Tí..., ¡Ni un solo gesto!...
¡Págame mi dolor!

¿Qué te cuesta evitar las amarguras?
¿Qué te cuesta radiar toda tu luz?
¿Qué te cuesta dotar a tus criaturas
de la misma salud?

¿Quién reduce tus fuerzas infinitas?
¿Quién te obliga a crear ni un pecho vil?
¿Quién te impone la ley de los jesuitas
para llenar tu fin?

¿Dónde está tu potencia soberana?
¿Dónde están tus ejércitos del Bien?
¿Adónde está la perfección humana,
Para tenerte fe?

Eras un viejo Buda milenario;
Eras un comodín y nada más;
Eras un epigrama, un dicho vano...
¡Una sombra que fue!

Todos te maldecían, Iscariote;
Todos te declaraban maniquí.
Todos, hasta tus propios sacerdotes
¡Se reían de ti!

Estabas derrotado por la ciencia;
Estabas sin arraigo en lo Vulgar;
Estabas como Duda en la Consciencia...
¡No tenías altar!

Y yo arrimé mis labios a tu carro;
Yo te puse mis versos por pavés;
Yo te alcé como un mísero del barro
Con mi profunda fe.

Yo te soñé la Madre y el Abuelo;
Yo te soñé más próvido que el sol;
Yo te pense mejor...¡Vete a tu cielo!
¿No mereces ser Dios!

Aquí está mi pecado más funesto;
Aquí está, de mis lacras, la peor;
Aquí estoy ante Tí..., ¡Ni un solo gesto!...
¡Págame mi dolor!

 

Almafuerte

 

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